Hoy fue mi primer día de facultad. No caí hasta que me levanté a las 5a.m y me di cuenta que esta vez no tenía que ir a tomar el 343 para que me deje en la puerta del cole, hasta que me di cuenta que no tenía uniforme alguno, y que hoy es 29 de marzo.
Mmm, fue raro. Sentí un nudo en el estómago ayer, era mezcla de ansiedad y nervios. De querer conocer todo este mundo nuevo pero a la vez no. Y lo conocí, y es muy distinto, tanto como lo imaginé.
No me gusta no tener gente para hablar en clase, no me gusta no poder sentarme a lo indio, no me gusta tener miedo a lo que se viene, no me gusta no poder tomar mates con mis compañeros y con los profes, no me gusta poder dormirme un ratito en clase si tengo ganas, no me gusta no tener a mis P ahí cerca mio para decirnos lo que querramos en cualquier momento. Pero que cobarde, ¿no? No tener todo eso implica crecer, y para crecer si o sí tengo que asumirlo. Pero tiempo al tiempo, a esta altura no lo asumo como cobardía, lo asumo como un proceso de maduración en curso, que no es rápido pero que no quiero que se demore demasiado.
Pero me tengo un poco de fe, sentí que estaba donde tenía que estar cuando la profesora de Principios de Derecho Latinoamericano (que paja escribirla completa), habló de "vocación" y me sentí acorde plenamente a esa descripción.
Ahí vamos.
Anto P.
2 comentarios:
Que paja!! Ir a Derecho debe ser demasiado aburrido... Bueno, yo ir a Puán algún día de este año, ¿será terrible? Quien sabe.
Anto, me encantó. Por ahí porque me anticipa a lo que me estoy planteando estos días, que es ese tan temido DESPUÉS.
Me queda un año aún. Besos bombona
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