domingo, 7 de abril de 2013

Clara.

No sé ni cómo empezar a escribir. Estoy felíz o contenta, algo así. Necesito escribirlo, necesito decirlo, necesito plasmar este momento para poder darme cuenta más adelante de que realmente la vida tiene momentos hermosos que vale la pena vivir.
Hace unas horas salí de un recital, No te va gustar, linda y buena música, de esa que elijo para que sea mi terapeuta. Vivirlo con mis amigos, en un ambiente tan lindo, cantar y gritar, y sentir. Y llorar, a carcajadas, pero con una sonrisa de oreja a oreja.
ESA última es la sensación a la cual me refiero, que todavía me impresiona. Esa Clara de la canción de repente fue Norma, ese muchacho que la siente,  la escucha, la espera, y que la sueña, era Miguel. Ese mal, fue esa maldita enfermedad. Esa orilla del mar, tal vez eran esos campos linqueños. Esa historia del más puro y sincero amor, era la de ellos, es esa historia que cuento con tanto orgullo y que me demuestra que el amor es tan hermoso que tal vez por eso aún no lo merezco.
Escuché los primeros acordes y desde el cielo dos estrellas juntas me miraron, sentí el abrazo, los vi, los vi cuidándome y sonriendome desde lo más alto, juntos, amándose. Me tapé la cara, impresionada, lloré, sonreí. Estaban ahí con migo. Les canté a ustedes dos y a esa estrella que acá unos cuantos soñamos con encontrarlo arriba.
Una canción, que vaya a saber por qué fue escrita, que la canta alguien totalmente ajeno, unos instrumentos que entran en esa fusión y que hacen de una pieza algo maravilloso. Tantos sentimientos encontrados en unos minutos, gracias a una canción. Sentirlos cerca, cantarles desde lo más profundo de mi alma, felíz de que una canción nos encuentre como pocas veces nos encontramos desde que me cuidan desde allá.
Lo hermoso de estas pequeñas cosas que, sin dudas, son las que valen la pena. Una canción... que acerca dos mundos totalmente opuestos y lejanos, que atraviesa cielos y eternidades.
Yo, los llevo bien pegados al corazón. Gracias por sonreírme desde esas dos estrellas. Fue una de mis noches más felices. Son un orgullo. Son la prueba de la eternidad del amor, son mis abuelos!

Anto P.