jueves, 21 de junio de 2012

Escucho. A veces sonrío, sigo el compás y sigo yo. A veces me detengo y pienso. Comparo, asimilo, reconozco, ¿acaso no es esto es lo que pasa? 
No soy  una más del montón, no. En ese momento no. Las cosas pueden estar dichas para una multitud, pero ahora no, es un consejo para mi. Voy por la vida pensando, recordando, lamentando, reconociendo, intentando volver a sentir sensaciones de esas que cada tanto te gusta vivir. Voy escuchando, voy escuchando lo que fui, lo que soy, lo que tal vez viene un poco más adelante. Voy escuchando esos consejos que, aunque algunos duelan, hacen que esa lágrima que está por caer sea un poco menos de angustia, o aquellos otros que me hacen levantar la cabeza para seguir la marcha. Voy escuchando voces que me esbozan una sonrisa, que me remiten a un par de noches, de besos, un par de mates, de abrazos, de fiestas, de carcajadas, de glorias. 
Voy, mi marcha casi siempre es junto a un par de papeles, a veces en algún transporte de esos en los que con tan sólo miradas explorás vidas ajenas, y te das cuenta que nunca es tarde para sorprenderse. Y si digo que me detengo es porque mi cabeza se detiene, yo no puedo, yo sigo a pesar de pensar lo lindo,  a pesar de pensar lo malo, lo triste. Y escucho, sigo escuchando, me hablan de esperar, de infiernos, de cielos, de noches, de rabia, de realidad, de madrugaditas, de fisuritas, de gritos, de llantos, de dolor, de pérdidas, de esperanza, de sueños, de ganar, de amor, de desamor... Y elijo escuchar mi propia historia, y escucho mi propia conciencia que se despierta en cada acorde. Varios son los ratos en los que me tengo que desenchufar un rato, y escuchar esa realidad que me toca, no la que elijo. Pero sé que siempre voy a tener un ratito en el día para volver a ser.
Y es así que escucho música, escucho mi vida.
Dentro de una horas vuelvo a tocar el cielo con las manos y la música se apodera de mi alma. Y es otra de esas sesiones de terapia concentradas que me duran para rato, que me sacan un ratito del mundo para llevarme a mi más puro de los estados. 
Para vos puede ser un simple recital. Para mi, gracias a Dios es eso y mucho más. Ya tengo mi alma y cuerpo preparados para vivir una nochecita del huracán. Estos son unos terapistas que se hacen llamar "Tan Bionica", tan yo.

Anto P.

jueves, 7 de junio de 2012

Anto 2.0

Increíble volver. Hace 6 meses no me detenía a leer mi propio espacio.Y acá estoy. Con 19 años, en la carrera que tanto me gusta, trabajando y aprendiendo de lo que más tarde voy a ser (esperemos) experta. Sigo en esa preparación tan grande llamada adolescencia/juventud.
Altos y bajos, mesetas. Lo mismo de siempre pero ahora un poco más, y de otras cosas un poco menos, ahora estoy un poco más miope, pero con otros elementos veo la vida mucho mejor. Tropiezo pero a pesar de todo disfruto, tengo recuerdos y anécdotas por doquier. Ahora un poco más obligada a la fucking rutina, tan renovada pero sin la cual no sería yo. Risas, llantos, gritos, hablar, bailar, excesos, moderaciones, las discusiones con mamá, mate, café, ciudad, zapatos, papeles, subtes, trenes, colectivos, libros, PASIONES, dos SOLES de sobrinas, AMIGOS, MÚSICA. 
Y si me quedo con ese final de la lista es porque ahí tienen a gran parte de lo que enciende mi chispa, esa que me obliga a levantarme de la cama cuando el reloj marca las 4.30, la que me hace esbozar alguna sonrisa mientras ando sola por la ciudad.
La música es mi mejor terapeuta, de verdad. Es mi auto-control, es mi consejo, es mi calma, mi chispa, mi voz inconsciente. Trabajar me dio la suerte de ir a cual recital necesito y quiero, son como unas horas de sesión que me duran para rato, que en el momento me hacen sentir que lo malo no existe, que el mundo es la música y yo, nada más, porque no es necesario, porque puedo tocar el cielo con las manos.
El 6 de Mayo viví una de esas noches que me quedan guardadas en la memoria para siempre, fue mi segundo 20/12/09, fue mágico realmente. Fui dispuesta a tocar el cielo con las manos, y fue así tal cual, y fue mejor aún. Me llevo guardada en mis retinas la postal más hermosa del mundo, escuchando la voz de Noel Gallagher (de esos gigantes y fabulosos músicos que hay, uno de mis terapeutas favoritos) con su imagen frente a mis ojos, cantando junto a él una canción que habla de un "Poco a poco" y que de repente me devolvió una mirada, saber que por un segundo de nuestras vidas nos miramos el uno al otro. O entonando ese himno de la historia de la música, con unas lágrimas que asomaban, con una voz que desconocía, que estaba cargada de emoción, de alegría, era yo, en el más puro de mis estados. Mirando a mi alrededor y escuchar voces que también desbordaban de emoción y alegría, viéndome por sobre todos, registrando esos miles de personas que estaban tocando el cielo con las manos, así como yo. Lo juro, fue una postal inolvidable. Fue una de las mejores sesiones de mi terapia que voy a tener para toda la vida. Hoy la recuerdo con algo de tristeza porque la necesito una vez más, pero estoy felíz, de haber sido tan (valga la redundancia) felíz como aquella noche.
"but don't look back in anger, i heard u say" ... http://www.youtube.com/watch?v=5pMmv4h3ILc . Eso mismo vi, entre esa multitud me encontré. y no necesito mucho más que eso para elevarme al más puro de los estados.

Anto P.