Podrìa ser un viernes más, podría tener la cabeza pensado en todo lo que voy a dormir, asumiendo como hace rato que los viernes la garra del cuerpo no me alcanza para la gira.
Desde acá mi escritorio, mi segundo hogar que es mi trabajo, mirando el ventanal. Un día hermoso. No hay zapatos, ya los hice ir, se esconden unas zapatillas de aspecto adolescente camuflada entre la ropa "medio pelo" que llevé puesta. Una cartera con elementos de ejecutiva que se queda a descansar en la oficina porque no la puedo cargar, no ahora.
Una sonrisa en la cara que ni los peores clientes pudieron borrarme. No es momento para dejarme vencer por las pocas horas de sueño, por el dolor de cabeza, por mi cervical, por los mails, llamados y reuniones.
Hoy, una vez más, vuelvo a vivir una de esas noches de terapia, mi terapia. Hoy me vuelvo a encontrar con Anto en el más puro de los estados.
Nada más ni nada menos que MÚSICA para mis oídos. Que ver sobre un escenario cómo buenos talentos le ponen música y ritmo a lo que pasa por tu cabeza.
Hoy es el turno de Maroon 5, unos muchachos que aprecio desde pequeña, que me hacen bailar, que me hacen reír, que me hacen llorar y que tienen plasmadas en letras lo que más de una vez pasó y vivió esta cabeza.
A recordar, a vivir, a llorar, a reír y a bailar. Sé que cuando vuelva a este lugar, ya voy a traer conmigo una noche memorable, pongo todas mis fichas para este 31 de Agosto.
Anto P.
