viernes, 11 de enero de 2013

tormento

De pronto me encuentro con el calendario marcando 20-13.
Siempre fui de las que inevitablemente hacía balances. Pero el 2012 nos tiró una bomba, y se fue. . se fue muy cobarde. Nos golpeó de forma seca, nos encontró creyéndonos que el mundo era nuestro, nos pegó de la forma que más duele. Nos demostró que frente a la vida y frente al destino que cada uno lleva escrito, NO SOMOS NADA. Somos simples espectadores, nos creemos mil, y somos uno.
Duele que todo se torne tan injusto, duele saber que un ser con tanta vida hoy brilla en el cielo y no acá en lo terrenal, como tan bien solía hacerlo. Duele la impotencia, duele tener que intentar conformarse con los recuerdos y asimilar que alguien que merecía estar viviendo, como uno, hoy no puede.
No es, desgraciadamente, la primera vez que la vida me pone la realidad tan frente a mis ojos, tan violentamente.. No es la primera vez que una despedida parece increíble, y es todo tan inesperado que quizás algún día termine de entender. Duele despedir a quien en algùn momento llamaste "amigazo" y que con abrazos te nutrió de una muy linda amistad; pero el dolor se triplica al sentirme inmersa en un déjà vu, pero con otros protagonistas.
Fue creer haber empezado a superarlo y que de un golpazo la vida me haya hecho dar cuenta de que no fue así, de que no lo entendí aún, de que las explicaciones que encuentro son inútiles, porque ninguna sirve. De que fue y volvió a ser, y de que puede volver a ser.
Y acá estoy, una más en el montón. Y acá estamos, y no somos nada frente al universo, nada.
Y siempre es hoy, y hay que vivirlo.
 
Anto P.