sábado, 2 de octubre de 2010

la felicidad tan subjetiva

Hoy, mas que nunca, me pregunto: ¿Tan difícil es de entender la receta de MI felicidad?
Parece que sí, parece que nací en un ámbito (entiéndase por "familia") donde los ideales que predominan son completamente diferentes a los míos, donde es difícil de entender mis expectativas en esta vida y mis formas de disfrutarla.
En la infancia te moldean, te inscriben ciertos ideales que tomás como absolutamente verdaderos, vivís situaciones que creés normales y que las tomás como modelo. No me quejo de los ideales, si soy quien soy y estoy acá es por ello, y estoy orgullosa. Pero me quejo, me molesta, que lo que ahora en mi adolescencia/pre-juventud moldeo y vivo a mi manera, sea criticado de manera tal que no pueda vivir como realmente quisiera.
Y no planteo una vida descontrolada, sin que nada me importe, sin estudiar, rebelde, egoísta, etc. Planteo una vida donde mi familia, mis amigos, mi estudio y mi felicidad se equilibren simultáneamente, sólo eso.
Definitivamente, es mucho pedir. Lo que para mi es mi felicidad, para otros es cualquier cosa. Quienes para mi son mis hermanos del alma, para otros son algo así como los malos de la película. Lo que para mi es vivir la vida, para otros es ir contra la corriente.

Sí, daría todo por retroceder hace un mes atrás, estando en Bariloche bailando en Grisú, totalmente desconectada del mundo que me preocupa, sintiéndome felíz, como nunca antes.
Extraño todo eso, extraño haber sido felíz plenamente 10 días seguidos. Ojalá, ojalá alguna otra vez en mi vida pueda sentir eso. Pero no, no lo creo a este ritmo. No miento y no exagero si digo que mi viaje de egresados fue lo mejor que me pasó en 17 años y algo más, y agradezco eternamente a la vida por haberlo vivido, aunque me de impotencia no poder repetirlo. Y ahora, en estos momentos, cuando me siento una luchadora más en este mundo, es grato recordar que ser felíz, no es imposible.
Pero bueno, los pies sobre la Tierra están, y estoy acá (lamentablemente) en uno de esos días que conviene olvidar cuanto antes, en uno de esos días en los que me siento la oveja negra de mi familia (más aún que cada día), en uno de esos días que me siento totalmente incomprendida..

Me encantaría que entiendan que si quiero salir cada fin de semana, es porque me siento viva, felíz, me siento SER, me olvido de toda la mierda de mi sociedad por un rato y disfruto de vivir. Me encantaría que entiendan que mis amigos son los que más resaltan mis virtudes, y me hacen sentir que prácticamente no tengo defectos, que son quienes suben mi autoestima (aunque sea casi imposible, a veces lo logran), que son quienes me hacen sentir que de verdad valgo la pena. Me encantaría que mi mamá sepa y sienta todo lo que la amo y admiro, que admita mi forma de ser, que no espere cambios imposibles, y que entienda de una buena vez que la hija más chica ya no es una nena, ahora es una persona que quiere vivir lo más hermoso de su vida. Me encantaría que mi papá me demuestre que le importo y que me sienta su hija. Me encantaría tener a mis hermanos al lado mío todo el tiempo.

Me encantaría que entiendan que su felicidad no es la misma que la mía. Yo ya la encontré, la quiero vivir. Nada más.

Y así, no puedo.

Anto P.

1 comentario:

Gonzalo Alejandro Cozzi dijo...

Tendríamos que pretender un poco más de nuestras vidas, si tan solo pudiéramos tener FE. No encuentro la forma de consolar esa angustia (no encuentro forma de consolarme yo, así que imaginate). Me encantaría tener esa convicción de disfrutar que vos tenés, nunca podría haber ido a Bariloche, y si hubiera podido no sé si lo habría aprovechado, suelo desperdiciar esas oportunidades. Lo que nos queda es seguir, seguir caminando hacia adelante. No nos pidan milagros, sólo queremos vivir libres al fin.