fuego de noche, nieve de dia

Stop, mente en blanco otra vez. Pero hay un no se qué, que me pide escribir.

Ahora me acuerdo del fin de semana que pasó y paso a la sonrisa, inevitablemente. Amigos, lugar repetido, amigas, lugar nuevo, cierto alguien.. cierta esencia única e irrepetible, con ese algo que te dibuja una sonrisa automática con el sólo hecho de percibirlo. Y abrazos, y risas, y un casamiento tan falso como mi pelo lacio, y besos.. tantos y benditos, y nuestros dedos entrelazados.. y los chistes, y las ironías, y vos, tan opuesto a mi. Pero a la vez nada, nada de amor, nada de esa historia que actuamos por un rato, que terminó al cruzar una puerta y que vaya a saber cuándo vuelve a empezar. Pero me hace bien, y eso fue comprobable cuando la temperatura bajo cero no fue absolutamente nada mientras te abrazaba, como si fueramos tiernos, ja. Porque sé, sé muy bien que es cuestión de unas horas y nada más.. y aún así, me gusta vivirlo, ¿acaso para qué quiero más? No, no es para mi eso, y no creo necesitarlo, al menos por ahora.

Y ahora estoy acà, con mi cerveza y mi soledad. Por las noches la soledad desespera, pero los vasos saben ahogar penas . Espero hasta un nuevo comienzo de esa ficción, pero el destino va a decidirlo, las cosas brillantes siempre salen de repente, y eso lo compruebo cada día más, como hace 3 días. Ahora Anto es la misma de siempre, y la soltería es algo esencial de ella. Y así está cuasi perfecta.

Y perdonen si hay alguna incoherencia en el aire. La cerveza es la culpable, sí.. martes a la noche.